Es el tendón más grande del cuerpo y es sometido a una gran tensión, lo que puede suponer una ruptura al correr, saltar y acelerar o desacelerar repentinamente.
Esta rotura puede aparecer tanto en personas sedentarias como en deportistas, siendo más característico en varones entre 30 y 50 años deportistas de fin de semana.
No obstante, la causa suele ser desconocida, pero en algunos pacientes podemos identificar la presencia de infiltraciones previas de corticoides intraarticulares o la ingesta prolongada de estos.
La clínica se presenta como un dolor intenso acompañado de un chasquido y de impotencia funcional para la flexión plantar activa.
El tratamiento puede ser ortopédico, inmovilizando el tendón con yeso, o quirúrgico.
En cuanto a la intervención quirúrgica, permite disminuir el riesgo de roturas. En ambos tratamientos es conveniente una carga precoz en cuanto lo permita la cicatrización tendinosa.